Artes de bien morir

Artes de bien morir

La conciencia individual del doloroso trance de la muerte, o, como dijera Garcilaso de la Vega, del acceso a «los reinos del espanto», originó, en la Europa de finales de la Edad Media, el nacimiento del género de las llamadas ars moriendi, tratados que prescribían cómo debía prepararse el buen cristiano para morir.  



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Detalles del libro

Páginas:238
Fecha de publicación:2003
ISBN:978-84-96080-14-0

Sinopsis

«Y, porque [el cristiano] desespere, dice el demonio de esta manera: ¡Oh malaventurado de ti!, mira aquí con tus ojos cuántos pecados grandes y enormes que has hecho contra Dios. Y son tantos y tan abominables que no te cumple ya tener esperanza de alcanzar perdón de ellos; y bien puedes decir, como dijo Caín, que mayor es tu culpa que la misericordia de Dios» (Anónimo del siglo XV).

La conciencia individual del doloroso trance de la muerte, o, como dijera Garcilaso de la Vega, del acceso a «los reinos del espanto», originó, en la Europa de finales de la Edad Media, el nacimiento del género de las llamadas ars moriendi, tratados que prescribían cómo debía prepararse el buen cristiano para morir.

Una muerte perfecta, atenida a estas artes de bien morir, sería, por poner un ejemplo ilustre, la de don Quijote, que cuando se encuentra por fin en su casa, enfermo y viejo, recupera la cordura y, ya en su juicio, llama al sacerdote y al escribano, hace testamento, confiesa sus pecados, recibe la comunión y la extremaunción, y, en su cama, da el alma a quien se la dio. Una muerte parecida, seguramente, a la que deseaba el gitano contrabandista del bellísimo Romance Sonámbulo de Federico García Lorca, cuando solicitaba a su compadre "cambiar / mi caballo por su casa, / mi montura por su espejo, / mi cuchillo por su manta"; esto es, cuando le pedía muy a las claras: "compadre, quiero morir / decentemente en mi cama".